lunes, 27 de junio de 2011

Quien sabe



De joven solía sentirme muy a menudo
un tipo anciano acostumbrado a perder los estribos.
Solía escuchar mucho, hablar demasiado,
sabiendo respuestas que no debería.
Me angustiaban las mismas cosas de hoy,
aunque ahora se que no son el final de nada.
Todavía odio el frío aunque menos que antes.
Mi último desayuno quizas de mi ultimo amanecer,
seguramente fue conversando, sabiendo que
igual no habría dormido la noche anterior,
no me acuerdo....  todavía mis tazas siguen limpias.
Sentado y música al son del alba
sin sueño, como hoy tambien, tal vez por práctica,
aprendi a no soñar, (durmiendo digo).
Solía odiar enamorarme perdidamente
y que se sintiera tan bien..., a esa edad,
ahora mas bien no pasa tanto por el mismo lado
ya no hay grandes alocuciones ni incertezas
o ese carismático muchacho dispuesto a todo,
hasta escribirle  todo sobre sus ojos
de las estrellas, de su pelo de su.....
quien sabe cuantas veces.

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Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.