martes, 14 de diciembre de 2010

Isaías 11:8 - Así mismo

Isaías 11:8:

"El niño de pecho jugará
sobre el agujero de la cobra,
y en la cueva de la víbora
meterá la mano el niño apenas destetado."

















Plena luna fragura
resquemores de peldaños,
la mixtura sorprendida
entre las manos...
solo tú me entiendes.
Áspide mía, ternura...
clavaste tus colmillos
encegueciendo mi alma,
envenenaste mis ojos
me dejaste dormido.



Sin Nombre















Steps de un gran aplauso
que a pata de palo emociona,
duelo de puño y almas cobrizas
en submarinos de alcantarilla
alrededor del mundo.
Extraños de una fila incompleta
hablándo bajo una lluvia
disimulada entre saludos
mamarracheados de tibieza.
Asi somos, hechos de sol,
siameses de la sombra fiel,
dispuestos siempre a parecer
el marco nuevo y lustrado
de una fotografía desteñida.
La sal al borde de la mesa,
el aceite por la espalda
y tú... la única amalgama
dispuesta a consumar el rol
de la conciencia echada al azar,
del entorno confundido del cabrón
condenado a seguir vivo.
Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.