domingo, 18 de diciembre de 2011

Loading....

Loading....
Alguien escucha tu nombre.
Una flor se abre.
el pichón en su nido se alborota.
en un arbol una pareja se esconde.
se vuela huerfana una media al viento.
La guitarra permanece fría.
Al escucharlo ella se estremece.
rueda una naranaja a la calle.
una estrellita se cuelga del cielo
y entre las nubes un corazon se deshilacha.
la puesta de sol es diferente.
deja su cuadro a medio terminar.
refusilan las veredas cerca de navidad.
el loco de la esquina pretende bailar.
la espuma se derrama del jarro.
te acuerdas de ella mientras tanto.
alguien que mira la mañana,
escribiendo un verso melancolico.
parece lánguda la sed y la esperanza.
ella no parará hasta que llames.
un chofer le grita al transeúnte.
su esposa no sospechará nada,
preparando su cena se colará por la ventana.
pensarás que pasa si la llamas.
y es que estas cosas pasan mientras tanto.
mientras tanto... loading.....

(mejor tener una conexion rápida)

sábado, 10 de diciembre de 2011

Alrededor, en ninguna parte.




Mejor quedarse quieto y esperar....
que pare la lluvia, que pase...
que se ahogue la noche sin caricias
y esperar que vuelva, a dormir...
lo imposible y lo perdido
el fantasma de sus ojos
y el garabato de sus manos
perdiendose en las ventanas.

No es el polvo lo que estalla
son particulas suyas en el aire
encarnadas en la luz
en el espacio fugaz
mas allá de su presencia.

Mala Yunta




ojos de clavel
mirando al rodar
fragancia nostalgiosa
sombra y canallada,
sepa usted que aquí
ya nadie se atreve
a empedrar senderos
si hasta el viento se estremece
husmeando su cintura
cada vez que vuelve,
rayando la tierra
en este tiempo de piquete
bajo el sol gayolero.


A la vía ciega
con su vaiven taqueado,
su alma de punga;
torva y malvenida,
porque en esto de pifiar
solo quedó su apariencia,
su vestido de mulera,
y... ni me quiero olvidar
que solo vino a lurpiar
mi corazon enroscado
que aunque un poco tongo
desvivido aún reniega
cuando lo saco a pasear.

No se atreva a "yuntiar"
dijo ese poeta fulero
a este otario remendado
que solo brinda por ella
cuando está medio empinado
haciendose el busca
sacandose la mufa
por no dejarla entrar.
( ¡No se le vaya a pasar
dejar la memoria sin pasador
oxidada en el asunto
de una avivada atorranta!)

Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.