A la tierra de los condenados
haciendo una changa
me voy ganando la vida
enterrando penas
acomodando cenizas.
Quemando naves
en las líneas de las manos
en un segundo anfibio
huyendo de la nada,
de 100 años sin nombre;
en un lugar despoblado,
tan solo un espacio vacío
en la eternidad reservado.
Jugando a las escondidas
a la tierra de los condenados
haciendo una changa
me voy ganando la vida
Barriendo recuerdos
acomodando heridas,
dispersando gusanos
de los segundos partidos.
Borrando fechas de tumbas
y abriendo el cielo de nubes,
voy a ayudar esta noche
al enterrador de mañanas,
para que pueda por fin descansar
de su agotadora jornada.
A la tierra de los condenados
haciendo una changa...
me voy ganando la vida.
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