miércoles, 27 de junio de 2012

Deja vú




Aún despues de abrir sus ojos, seguía viendo su sueño.
Intentaba despertar sacudiéndole los hombros pero
el otro Diego sólo murmuraba la espesura condensada
en el frío, como una melodía silente en el espacio.
Decía de borrosas figuras de la misma persona,
de un nombre translucido y sin alma, deja vu,
huella del viento estelar proveniente de su boca.
No quedaba otra más que empezar a vagar, porque
en su recuerdo, aún le quedaban esperanzas vanas.

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Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.