miércoles, 4 de abril de 2012
Itzel.... mi Itzel.
Pisando al sol
porque todo es sol en aguacal
cuando se está en medio de la nada
divisó un par de troncos que
podian servile de refugio,
si un refugio asi, pudiese serle de ayuda.
Jadeando y empalidecido por el miedo,
cayo sobre sus rodillas y el dolor,
un mero pinchazo en su conciencia, le recordó
que aunque no fuese una buena idea, tenía que parar.
Rápidamente cogió unas ramas y empolvó su marchito camino.
-Tiene que ser....
abrió su mano sin entender cuando había pasado.
Con la rojura que deja la muerte limpió su palma,
lentamente, como si un caracol moribundo escapase de la lluvia.
Y no habia lluvia. Miró su costado aguijoneado
lamiendo sus segundos, su huida...
la noche al fin parecería pereciendo.
- Tenía que ser...
Miró a las auroras despistadas,
de lugar y de hora perdidas sobre aguacal.
Reconoció su lucero,
su único sacrificio dibujado en el alma
y en aquella pequeña diadema.
el cielo se incendió de Itzel, mi Itzel.
(Continuará)
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Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.
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