miércoles, 5 de agosto de 2009

Mi condena

Antes de mirarme, olvídate de lo que fui

y veras que te recuerdo a alguien,

Un instante entre lo ajeno y lo infinito,

El resabio de la carne disolviéndose en la nada.

Un antes, un después en la vida misma, mas allá…

Sin bordes, sin textura,

sin escondrijos para refugiarse.

Un punto de luz suspendido ante tus ojos,

sin formas, reptando hasta sentir que va muriendo,

inmóvil e incompleto como el aire que ahora habita tus momentos.

Yo no soy como los otros, no tengo piel, no tengo alma,

Soy vapor a tus antojos, húmedo y hasta el polvo

de una nota pentagramada de sensaciones

Sin claves ni silencios que entorpezcan los sonidos….

Hoy ya soy eterno, dócil en el tiempo,

un recuerdo entre tus sueños, tan solo tú,

un inmenso océano en mi regreso.

en este espacio impreciso, eres mi condena.

Yo se que no se vuelve de la muerte,

levé el ancla del fondeadero y me despido,

pero aunque el viaje dure para siempre,

hoy mas que nunca… sigo vivo.

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Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.