domingo, 31 de enero de 2010

Relatos Breves - CARICIAS


Tres menos cuarto del jueves, una solida brisa se desvanece.
Las ultimas hojas revoltosas se detienen en un charco al lado de las begonias de Cecilia. Un grillo desentendido, canta su ultimo sonido y; como sabiendo lo que se avecina, se vuelve para atrás (si es que eso se puede en los pasos de un insecto) hacia lo mas profundo de la noche.
En silencio todo queda y acompaña a la soledad del jardín florecido en primavera la quietud; que poco a poco, va desprendiéndose de la oscuridad.....
De repente, se escuchan pies descalzos descalabrándose en el suelo. Explota atravesando la puerta trasera la piel desnuda de una silueta certera, desgarbada de melancolía y sollozando a plena luz, debajo de los reflejos temerosos de la luna llena, a gritos, entramada por las hojas de los arboles...., a plena pena... despedazada en llanto.
Ella cae sobre su costado abrazándose las piernas, desconsolada de existencia, encogida levemente de hombros tiene los cabellos largos como un velo de sirena, mas hermoso que 10 mil caricias lacias juntas, del color de la tierra.
La calma que procede a la tormenta, que hasta hace un momento lo alcanzaba todo, da vueltas alrededor suyo sin poder encontrarla, justo allí en el césped regado de lágrimas en la grama verde, sin quererlo, sin saber por qué.
Entrecortada su respiración implora volverse fuego y escapar de lo que esta sintiendo.
Desde que él se fue, sus manos están marchitas, y en las noches, nunca mas duerme. Siente como ese escalofrio la roza casi siempre al mismo horario y su interior se evapora como agua, invisible, hacia el cielo, que esta tan lejos ahora.
-¿Dónde estás? Gimotea Cecilia en la palma de su mano.
Si lo supiera no sucedería tan a menudo, o si por un instante pudiera dejar de sentir su presencia en todas partes, en la cocina, en los muebles, en su piel, quizás sería mas sencillo.
Es que es tan real cuando en las noches me tocas…. seguramente piensa, como hasta no hace mucho tiempo. Tiempo.
Eterno cuando la melancolía se desvanece entre los huesos.
Quizas por eso, todas las noches el le da su caricia mas tierna, aun ahora. ¿Será que tal vez la siente?
¿O como una droga hermosa es la abstinencia a esa alma la que hoy no la deja desprenderse?
Lo cierto es que el escalofrío la recorre siempre a la misma hora, y no lo puede calmar….
Ayer se planteó esta situación, y sus preguntas le recorrieron el alma, una y otra vez, que pensaría si pudiese verme, si en lugar de haberme dejado, fuese solo una prueba para saber si todavía lo amaba…. qué diría si me viese…pensó. Vería que no soy nada y se reiría de mí como siempre. Yo no aguantaría mas y me reiría también… será por eso. Pero no puedo, no se donde estas, y no importa, solo se que no es aquí.
Tan frágil como una burbuja a punto de romperse. Intocable, librada al tiempo.
Como un estruendoso tren que ha pasado a su costado, se estremece hasta el olvido, tratando de revivir, buscando su propia via, su salida de ese túnel que zofoca hasta la muerte.
Levanta su puño hasta su frente y de a poco su repiracion entrecortada va volviendo en ritmo, como a saltos, y una incómoda sonrisa se detiene en sus labios, rojos como el vino que compartía antes. Hoy será una copa para uno de lovan, tibio al calor corporal, sin añejar. De un solo sorbo ahoga su mirada hacia su cuerpo, bello como siempre, iluminado como ninguna.
Se tiende sobre el suelo lentamente y solo espera, sintiendo el vaho caliente de su cuerpo.
Los sonidos se atemperan y esa brisa entre los arboles ya no teme al desencuentro.
Cecilia desde su inmóvil profundidad espera, tan sólo que vuelva hasta su seno… y llega… como un señuelo sin línea acariciando su pelo, uno por uno, hasta su cuello, suave de nuevo al tacto deslizandose en su hombro presuroso hasta su mano abierta. Se entretiene entre sus dedos fríos y se entremezcla.
Súbitamente se cierra y ciñe fuertemente la mano de Matias…
-Tranquila amor, tranquila.

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Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.