jueves, 4 de febrero de 2010

DESPOSEÍDOS


Sin rostro,
sólo entre los que caminan
por entre la tierra de otros,
mal pagados, mal dormidos, mal cogidos...
en el debe de la vida
del balance de los poderosos.
Avergonzado por el sueño que no vino
atormentado por las llagas de sus hijos.
Van... igual, como apostandose su nada
a sabiendas de que no les queda otra.
Marchan despojados de resentimiento
hacia los campos de concentración
aprobados por las leyes de los congresos,
en silencio haciendo ruido solamente
en sus bolsillos oprimidos.


Sin desgano,
va forjando su nobleza,
asalariado
de su unica flaqueza
no le hablen de la iglesia,
que para eso
vale mas su inteligencia.

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Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.