domingo, 8 de mayo de 2011

Planes, para mañana.



Despertó su sien entre las yemas
planas del día anterior...
sin identidad ni textura
el llano desperezado y quieto.
Apenas se abría la luz
y por un segundo vislumbró su par,
revelado sobre el aire, liviano.
Su espíritu, impotente,
empeñado en volver,
acariciando su óbito
como una mueca indolente.
El parloteo de las calles,
que un día fue dolor,
al fin se desvanece
entre ascensores sin números.
Como una nota al pie
que reza los esperpentos
inoportunos del día.
Otro espejo roto, y una nueva salida
para salvar la sequedad del individuo
que no puede hablar
solo desear poder decir algo.

Dispuesto a compartirse
entre la gente.
Cansado de que para siempre
sean tres años
y que puntual
signifique a cualquier hora.

Pero tú, tan a tiempo.

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Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.