el rocio de la sangre
desmembrando las piedras,
la empedernida sed
dibujando colores en el cuerpo
y en el medio: NOSOTROS,
dueños de miradas sepia,
hijas del entusiasmo
de cuervos salmuhera
refregándose sus garras.
Dueños desesperados
como sacados del agua
entre un mar de larvas
con un desconocido al lado
que solamente respira...
cobardes figuras de cartón
con la sombra robada
a quien solo muerde
sin jamás pedir perdón.
Despertamos entre preguntas
desparramadas, encendidas
mutilados de palabras
que entre letras desenfundan
el espejismo inútil de la rutina
acariciándonos la espalda.
Migas manchadas de recuerdos
sueños efimeros que requebran
el encuentro furtivo de dos almas,
deshilchándose las alas.