domingo, 26 de septiembre de 2010

A tus oídos, A mis silencios.



Deja la trascendencia lejos
en el revés de tu almohada
que hoy no tengo ganas
que me busques en tus espejos.
Hey! despierta, sueño solitario
que ese amor te espera por años
innoble principe desteñido
y aún no le has dado cuenta
de mis silencios incómodos,
ni de mis versos aturdidos.

Digamos juntos adiós
a los desiertos embotellados
a los sentimientos y al cenit estrellado...
que vuelen astros hasta el ocaso
de este día ultraísta sin nombre
que amanezca tu cuerpo desnudo
junto a mi tacto antes paralelo
y que sea el vertice de tus caderas
el principio y un final verdadero.

Deja la trascendencia lejos
A tus oídos llenos de palabras
a mis pies llenos de cansancio
a tus pechos estremecidos
a mis besos vacíos de tus besos...


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Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.