lunes, 11 de noviembre de 2013

El verso Anterior



se fué y no,
lo escribí por nada...
avergonzado en otra cara
la gloria,
que al recitar llueve,
va y viene a su mortaja.
No, no lo escribí por nada,
que en otro verso aparezca,
si se le da la gana,
ya demasiado espera
aquél que calla,
demasiado escribo,
y no le debo nada.

Desayuno.



Se azota solitario gris
gusano inquieto
hincado bajo el humo
en su ceguera erguida
suelos descalzos
que no alcanzan
ni para acordarse,
de las llamas
al rojo vivo
de su boca negra.

Sorna maleva,
improperio del tiempo
en la agrietada espera,
la vida corre
bajo mis uñas toda
y la tierra;
que bajo ellas yacen,
se ha declarado en venta.
Que quede lo impuro
entre paréntesis,
que duela el olvido
de la ciudad muerta...
Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.