Le duelen las entrañas y le ajustan las miradas
de lado a lado viene del olvido de los otros
como esa figurita de atrás de un pesebre
a un costado, un ornamento en nuestras complicadas vidas.
Se detiene y saborea su niñez en un ultimo centímetro
una línea que desaparece en la bolsita entreabierta,
profundo, profundo que el dolor no muerde
ya habrá mas tiempo para el sufrimiento, hoy; queda seguir
y creer que lo que suceda será únicamente un consuelo.
Un niño que se cree hombre, un hombre que no debió ser
maltratado por los que miramos, por sus padres o no
si yo también soy culpable de haberlo ignorado,
de creer que mañana no existirá su rostro y, con suerte
esta noche, cuando se calme por el susto, diré:
"tranquila amor, no fue nada"
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