domingo, 18 de julio de 2010

Cuentos cortos, historias eternas...





Déjame tejer un murmullo de flores
para tu pecho estrujado de nostalgia
atraparlas en un nudo de garganta
como mariposas de madrugada
y desarrugarle las alas en tu cama.

Dejame liberar angeles celosos
de la tierra, de la imperfeccion humana
del pecado que siempre los embriaga,
espiando en el ojo de la eternidad
la empecinada textura de tus ruegos.

Déjame en tus brotes de sol
como en un amanecer de trigo
que cultive en tus besos el abrigo
de las olas, de la flora celeste,
manos extendidas hechas puente.

Dejame esclavo de tu alma
en el consuelo húmedo de tus oídos
acariciar el fuego de tu destino
pétalos párpados desabrigados
de la luz alejando todo lo sombrío.

Déjame en secreto cuentos cortos
resonando en el relato de mis dedos
que el infinito acorralado sea certero
del presente acumulándose en  los roces
del futuro, desvaneciéndose en la noche.

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Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.