lunes, 3 de febrero de 2014

PARTE I

Perplejo un  momento de espinas se calcina,
como un tango en los barrios de adoquines,
pueblo, armas  a tu cuerpo entre las calles...
suena el eco del hambre toda la noche, 
donde los esclavos se desbocan.

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Dile a las palabras que no se callen,
al silencio que ayude y a los gritos que esperen,
que allá voy, o vamos, a seguir escribiendo.