En un claro de ausencia
apresado en la noche
que siempre deja la luna nueva,
de caminata por calles dormidas
aprendo a respirar de nuevo
de las letras de tu nombre
bello como viento en febrero
deteniendo todo lo ajeno,
escayolas quietas;
que hasta parecen gente,
acomodadas como en un aquelarre
esperando su demonio,
y nosotros tan lejos....
por el sumidero de los atajos
con la boca llena de detalles
sin límites de tiempo,
a salvo de los pensamientos.
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