de lo desapasionado de la rutina,
que un simple día gris sería igual
a aquél, que voló al color esmerilado.
Pensamos que sería facil,
que no habria rastros de otra cosa
mas allá de la oficina, despistados...
Un suave movimiento que va,
que vuelve a la inercia que golpetea
como una bola de metal a otra.
No teniamos idea de lo que sería
y aún asi todo sigue, como el día.
Como un prestidigitador de almas
jungando con descaro sus mentiras.
Como un prestidigitador de almas
jungando con descaro sus mentiras.
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