abrigado por fantasias de polvo
alrededor todo se ensucia,
su pantaloncito, jugando tambien,
enmarca la pintura de niña
que la madre no ve, ni la imagina
apresurada del hoy.
la busca para acabar el momento,
en su reto enredado, educado
lejos de la simplicidad brillante
de un otoño de tarde soleada
que no pudo evitar la tela incompleta
ojalá mañana la terminen juntas...
Esperará la utopia en los bancos,
desterrados de lo realmente importante
un agujero negro de besos fugitivos
absorviendo miradas vacías en la plaza
colores merodeando los abrazos
que ojalá no los cambie la suerte,
ni el mar salado, ni los rios dulces
a contracorriente de los engaños
entre las lluvias y desencantos,
pescando lágrimas de Magritte entre las nubes
ojalá las mañanas las comiencen juntos....
Que pasaría si en sus burbujas
sintonizara la misma melodía,
quizás la escucharán una vez tras otra
sin levantar los ojos, perdidos en su galaxia
tratando de no hacer contacto
con sus aparatos ultra tecnologizados,
incomunicados del afuera,
y del adentro engañado
por una dulce sinfonía,
protegidos de todo
hasta que la batería diga basta
basta de melancolía...
ojalá mañana empiecen a correr sus días.
Tal vez esas manos arrugadas lo acallen todo
el solitario grito de quien suscribe
el espejismo de estas historias congeladas
en el eterno presente
como una nueva especie a punto de nacer
olvidando lo que significa vivir
para comenzar a estar vivo de veras
sin un por qué para todo
sin mas preguntas por nada
capitular para volver a aprender
que una risa lo dice todo
y que lo demás, es sólo parte del escenario
ojalá mañana solamente, ojalá mañana.